27 septiembre 2007

19. El nacimiento de una película



Quizá la sección más rara, viva, sorprendente y arriesgada del Festival de Cine de San Sebastián sea una en la que no se proyectan películas, sino otra cosa. Las sesiones suceden en un pequeño cine del centro de la ciudad; los programadores y acreditados van llegando, se escuchan comentarios en francés, español e inglés, se toma café y se intercambia información sobre festivales hasta que en un momento se anuncia que todo está preparado. Entonces pasamos al interior de una sala de no más de trescientas butacas sin saber muy bien qué nos vamos a encontrar. En ese momento, uno de los organizadores pide al productor y al director que se acerquen al escenario para presentar su no-película. Después se apagan las luces y empiezan a correr unas imágenes a las que todavía les falta el impulso final para que se conviertan en una película acabada. Estamos en Cine en construcción.
Acné, del director uruguayo Federico Veiroj y producida por Control Z films, ha sido una de las obras que han participado en esta iniciativa abierta a películas que están aún sin concluir y que necesitan de una ayuda para finalizar las fases de edición y postproducción. Este año se han presentado 129 proyectos, de los que finalmente se han elegido seis para su pase en San Sebastián. Y este primer largometraje de Veiroj se ha llevado además uno de los galardones, concedidos ayer por la noche y que ha reconocido a la película uruguaya con el premio Televisión Española, que supone la compra de sus derechos de emisión. Fernando Epstein, productor y editor de la película, comenta cuál es la importancia de este reconocimiento: “El premio es fundamental porque nos acerca al objetivo que nos habíamos marcado al venir aquí, que era conseguir la financiación para lograr terminar la película. Una preventa a la televisión española nos permite saber que la película se va a poder finalizar en los tiempos que nosotros habíamos planificado. Supone además un gran prestigio, que nos va a ayudar además a conseguir otros fondos, pues un canal de televisión europeo, en este caso Televisión Española, la ha comprado incluso antes de que esté terminada”.
Esto de ver una película que todavía no es una película tiene su peculiaridad, por eso las sesiones de Cine en construcción se podrían definir como sesiones para espectadores cómplices: las películas no terminadas deben ser completadas por el espectador. Muchas veces las obras están aún en fases iniciales de montaje, su duración está siendo ajustada, el sonido directo suena de manera demasiado cruda o las músicas no están en su lugar. A veces los comienzos y los finales están muy claros pero en otras ocasiones en cambio se aprecia que aún quedan muchas horas en la sala de edición. La versión de Acné presentadas en San Sebastián dura 85 minutos, da la sensación de estar ya muy cerca de su versión final, pero en palabras de su director aún quedan ajustes: “En lo que a mí respecta, imagino que cuando volvamos a Montevideo aún vamos a estar tres o cuatro semanas en la sala de montaje. Y después llegará todo un trabajo largo que implica temas de postproducción, de laboratorio, etcétera. Estamos cerca de tener la película, pero aún queda”.
Otra de las peculiaridades de esta iniciativa es que una vez finalizado el pase, cuando se encienden las luces, el público -compuesto por programadores, productores, televisiones, directores de cine y críticos- opina sobre lo visto. Pero no se trata de una charla de cine-club, sino de apreciaciones de profesionales con experiencia que comentan detalles que pueden convertir ese material en una película mejor. Federico Veiroj habla de sus impresiones sobre el pase de Acné en Cine en Construcción: “Para empezar, es la primera vez que tanto yo como Fernando hemos visto la película en pantalla grande y con publico, por lo que es ahora cuando empezamos a conocer los tiempos reales de la película. También nos ha permitido comprobar si lo que hemos estado trabajando durante tantos meses funciona en la sala de cine. Los comentarios posteriores de los profesionales son siempre muy interesantes y productivos. Al estar en una etapa aún de proceso, es importante recibir algunas opiniones para dar un toque final. Que no quiere decir que la película vaya a cambiar, pero sí que nos sirve para reflexionar. Y estoy seguro además de que toda la información recibida queda, de manera consciente o inconsciente, en la película. Después de esta oportunidad va a llegar el examen final, su estreno, y ahí sí que ya no hay vuelta atrás. Por eso estamos disfrutando mucho de esta experiencia”.
Los tiempos en los que para hacer una película bastaba con que un productor hiciera una gran inversión de dinero han terminado. Por lo menos en modelos como el del cine uruguayo (o argentino, o iraní, o finlandés, o rumano). Las nuevas formas de financiación apuntan a las coproducciones y a ir consiguiendo fondos por partes y en iniciativas como las de Cine en construcción. Acné es una coproducción entre Uruguay, Argentina, España y México. Se filmó en Montevideo durante el mes de abril y lo mostrado en San Sebastián es el resultado de tres meses largos de trabajo en la sala de edición. El productor Fernando Epstein explica la peculiaridad de este modelo a dos velocidades: “Primero se busca la plata para filmar la película y una vez que el producto está terminado y teniendo mucha confianza en el proyecto, salimos a buscar el resto de la financiación. Lo cual es un riesgo, pero bueno, en el mundo existen varias instancias, como esta de San Sebastián, que justamente sirven para poder terminar este tipo de películas”.
Las doce ediciones del proyecto Cine en construcción sólo pueden augurar una muy buena trayectoria a la película de Veiroj. Que haya sido seleccionada en San Sebastián es ya un logro. Y para intuir todo lo que puede suceder después sólo hay que mirar las cifras de la edición del año pasado: seis de las películas que participaron en Cine en construcción estuvieron presentes en diferentes secciones del Festival de Cannes.
El estreno en las salas de Uruguay de Acné no está previsto hasta el mes de mayo del año que viene. Antes habrá que terminarlo todo y preparar después su salida internacional. Llegarán entonces los festivales y después las ventas a otros países. Y cuando todos los cabos de la película estén ya atados, los espectadores uruguayos podrán por fin conocer la historia del adolescente Rafael Bregman, sus sueños y planes para besar a una chica y superar la difícil etapa de los trece años. Será entonces cuando la no-película de estos días se transforme por fin en todo un acontecimiento cinematográfico.

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