26 septiembre 2007

18. Dolor que cura



MATAR A TODOS
Esteban Schroeder,
Uruguay-Argentina-Chile, 2007
93 minutos
Compite en la Sección Oficial a Concurso del Festival de San Sebastián y también opta al premio de Nuevos Directores.


Un personaje que corre. Un personaje huyendo de alguien. Un personaje nervioso. Un personaje respirando rápido y mirando atrás continuamente. Estamos en el año 1993 y el marco en el que están sucediendo las imágenes no hace presagiar que esté a punto de cometerse un crimen. Todo sucede en las playas y bosques de pinos de un tranquilo balneario uruguayo. Amanece. Pero alguien corre con miedo y eso parece extraño. Aunque lo verdaderamente raro y misterioso es lo que sucederá después: el cuerpo del químico chileno Eugenio Berríos, colaborador directo del régimen de Augusto Pinochet, artífice de un plan para gasear Buenos Aires y de experimentos para perfeccionar asesinatos individuales, apareció sin vida en las dunas de una playa de Parque del Plata dos años después.
Podría ser el inicio de una película. Y lo es. Pero también forma parte de la historia reciente de las dictaduras de los países Latinoamericanos. Todo lo que aquí se cuenta sucedió en la realidad. Por increíble o vergonzoso que parezca.
¿Una película de terror, una thriller político, una historia sobre la reciente historia uruguaya, un recuerdo de las dictaduras, una reflexión sobre la transición a la democracia, una película sobre las personas que forman el Uruguay de hoy en día?
Matar a todos es el título de la película uruguayo-chilena-argentina que se ha presentado esta mañana en la sección oficial a competición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Cuando llevamos ya seis días recorriendo a través de la pantalla paisajes de Irán, dramas íntimos franceses, historias de la mafia rusa o delicadezas orientales, hoy ha llegado el turno para el director uruguayo Esteban Schroeder y su thriller sobre el llamado “caso Berríos”.
La pantalla se abre con una nota que informa de los hechos históricos ocurridos en Uruguay alrededor de este caso durante los años 1993 y 1995. Eugenio Berríos ya ha desaparecido y la historia parece que avanza por los márgenes del cine político y de la investigación judicial. Julia –interpretada por la actriz uruguaya Roxana Blanco- es una abogada que se encarga del caso y que trata de recopilar pruebas que demuestren que las autoridades uruguayas y chilenas ocultan algo. Pero lo que podría convertirse en una película de género y de revisión histórica, da paso al desarrollo íntimo de ese personaje de la abogada y gana así en profundidad y riesgo cinematográfico. Matar a todos no es una película sobre la historia escrita en los recientes libros de historia sino otra cosa; Matar a todos está mucho más cerca de la tragedia personal de un personaje –el de Julia y los que le rodéan- que trata de entender todo lo que ha sucedido en su familia y en su vida durante los años de la dictadura y de la transición hacia la democracia. No estamos por lo tanto ante una película de respuestas o de acusaciones sino ante una obra con preguntas difíciles y a veces imposibles de reponder.
El guión de Pablo Vierci, Alejandra Marino y Daniel Henríquez, los tempos marcados desde la dirección por Schroeder y la compleja interpretación de Roxana Blanco, acompañada por Jorge Bolani, Claudio Arredondo, Walter Reyno y César Troncoso, convierten a Matar a todos en un thriller político alejado de los cánones del thriller político. Estamos en este caso más cerca de una obra que a través de esos recursos cinematográficos elabora la historia personal e íntima de una búsqueda. Y es a través de ese personaje desde el que se universalizan los hechos que se cuentan en la película.
La actriz Roxana Blanco apela a la base de tragedia sobre la que ha creado su personaje: “Al principio del proceso empecé a visitar a jueces, abogadas, víctimas y trataba de investigar todo lo sucedido entonces, pero después me di cuenta de que ese no era el camino, de que tenía que ir a la profundidad del conflicto. Como actriz de teatro que soy, de vez en cuando vuelvo a los clásicos. Ahí están todos los conflictos, desde el de la relación entre padres, hermanos e hijos hasta la figura de Antígona, con su sed de justicia. Es por eso que un conflicto histórico de todo un país o un continente se resuelve en este caso a través de lo más íntimo, como es el caso de la familia”.

VERDAD Y DOLOR
Esteban Schroeder atiende a los medios y recibe las primeras felicitaciones sobre su trabajo en las entrevistas que se van desarrollando a lo largo de la mañana. La sesión con el público de San Sebastián, con los espectadores de calle, sucederá durante la tarde-noche y será ese el momento en el que el equipo de la película podrá calibrar si el trabajo de todos estos años ha llegado al punto al que esperaban llegar. Los dos pases para periodistas han recibido aplausos y la posterior rueda de prensa ha suscitado el interés tanto de los periodistas de habla hispana como de los extranjeros, interesados sobre todo en conocer la actual situación del proceso Berríos y de saber cómo espera el director que van a reaccionar ante la película el público uruguayo, chileno y argentino.
Nosotros nos hemos reunido con el director nada más terminar el pimer pase de la película. Y hemos empezado la charla con dos preguntas sobre el principio de todo esto que ahora comienza a verse en las salas de cine.

Matar a todos es un título con mucha fuerza, contundente, casi animal. ¿De dónde surge la idea de titular así la película?

En realidad surgió el día del cumpleaños de Danilo Rodríguez, el actor prtotagonista de El Viñedo (2002), bailando. Allí me vino un flash y así quedo, hace ya algunos años. Me pareció un título adecuado, sobre todo porque contiene todas las dimensiones que tiene la película. Matar a todos quizá pueda ser la mejor definición de alguien que considere la posibilidad de desarrollar armas de destrucción masiva. No sé si hay mejor manera de definir a una persona que tiene este objetivo como proyecto existencial que la expresión que al final hemos utilizado en el título.
Matar a todos puede ser también la expresión de alguien que siente eso en el momento en el que está siendo torturado. Matar a todos puede formar parte de las pesadillas de Julia en la película.
Y esta expresión destructiva se combina con la idea central sobre la que se articula la película: “La verdad duele, pero cura”. Asumamos nuestra reciente historia con la perspectiva de que la reconciliación es posible, aunque sepamos que va a ser un duro trance. Reconocer estas historias tan abismales y tan trágicas es algo que nos hace falta.

¿Qué supone estrenar la película en el marco del Festival Internacional de Cine de San Sebastián?

Supone una hermosísima oportunidad para todos los artistas, productores y técnicos que estamos haciendo el cine uruguayo. Y estamos aprendiendo de la experiencia y también disfrutando. Supone también un acto de reconocimiento absolutamente imprescindible para la obra. Supone haber logrado un estatus de obra cinematográfica reconocida, que no es menor. Esa era una condición indispensable para lanzarnos a esta aventura. Por lo tanto, todo lo que está sucediendo estos días es una hermosa, necesaria y legítima oportunidad para todo el equipo.

En la película, dentro de esa investigación judicial que inicia Julia, surge en varios momentos la pregunta de porqué hace eso. Y la respuesta es siempre una mirada hacia adelante. No se trata de rehacer el pasado sino el futuro. ¿Podría ser esa la intención última de Matar a todos?

Sí, esta es una obra que mira al futuro, absolutamente. La reflexión que propone es la que ya hemos comentado: la verdad duele, pero cura. Y a partir de ahí podrán darse pasos concretos, como por ejemplo revisar positivamente el pasado. En nuestro país eso implicaría obviamente la anulación de leyes indebidas. Y luego tiene una reflexión hacia el futuro porque lo que se plantéa es una reflexión sobre nuestros días. La idea de proponer un cierto debate sobre la elaboración de armas de destrucción masiva es algo que tiene que hacernos reflexionar, no ya como uruguayos, sino como personas del mundo en este siglo XXI.

El pase de la película en San Sebastián supone su estreno mundial. Imagino que estas primeras reacciones serán muy interesantes, pero imagino también que el pase en su país de origen se presenta ahora mismo como algo que estará deseando hacer. ¿Qué espera de su estreno en el país donde sucedieron los hechos? Porque más allá de los valores cinematográficos que la obra contiene, también se ponen sobre la mesa unos hechos difíciles de explicar y de entender de la reciente historia política del país.

Yo pienso que va a ser recibida como una obra necesaria. Nosotros estamos muy ilusionados con la idea de que esta obra se estrene simultanemante en Argentina, Chile y Uruguay. Esto nos permitiría mirarnos juntos, debatir juntos sobre este proceso que nos implicó a todos. La obra sabemos que puede generar controversia, pero mi opinión al respecto es que esto es una obra cinematográfica, necesaria, provocativa, pero teniendo muy claro que su pretensión está en las pantallas de cine.

¿Cuáles son los orígenes del proyecto, como se llegó a elaborar una película coproducida por Argentina, Chile y Uruguay?

Los primeros pasos de este proyecto fueron compartidos con el escritor Pablo Vierci. Con él trabajamos sobre la idea de ficcionalización de la realidad y con él recorrí los primeros pasos de este largo proceso, incluso antes de la publicación de la novela en la que se basa la película, 99% asesinado, publicada en el 2004. Después entró Daniel Henríquez, un guionista chileno que se había formado en España y que trabajaba conmigo en la escuela de cine, en Chile. Y en una tercera etapa del guión, en el momento de perfilar lo mejor posible el mundo femenino del personaje de Julia, tuve una colaboración muy importante con Alejandra Marino, guionista argentina. En todo ese proceso se dieron hasta trece versiones del guión, a lo largo de los siete años durante los que se desarrolló el proyecto. Y en ese tiempo también fueron implicándose diferentes países y hemos terminado haciendo una película que pertenece a muchos lugares al mismo tiempo.

¿Cómo está el proceso judicial del caso Berríos actualmente? Algunas personas y autoridades fueron procesadas, pero el final de aquella historia deja de manifiesto que hubo algo más, que no se pudo llegar hasta el final. ¿Puede servir esta película para reactivar todo aquel proceso judicial y dignificarlo?

La película en ningún caso pretende generar ninguna acción concreta en esos procesos abiertos. La película está en otro lugar. No es ese el propósito que da lugar a la obra. Ahora bien, el cine tiene también un potencial provocador y quizá transformador.
A mí lo que me interesa es que el pasado no se cierre. Contrariamente a los que dicen que revisar el pasado nos puede hacer daño, yo postulo justo lo contrario. Para mí la verdad es una necesidad. A pesar del complot que supuso el caso, a mí lo que me gustaría sería construir una idea de proceso abierto permanente. Eso sólo puede hacernos bien.

¿Qué hay de aquel sueño que ha manifestado en alguna ocasión de vivir en un país en el que se haga cine? Imagino que el hecho de estar en San Sebastián con esta película, realizada además con la colaboración de tres países, confirma que ha logrado su objetivo.

Sí, claro. Y lo interesante además es que están pasando cosas muy importantes respecto al cine en nuestro país. Creo que el hecho más importante de nuestra historia cinematográfica reciente es la noción de que el cine uruguayo existe. Ese es el gran dato. Recién ahora estamos gestando las estructuras para que este desarrollo sea posible. Y lo que no tenemos que olvidar es nuestra gran tradición de relatores. Eso es lo que ha definido nuestra cultura, es ahí donde tenemos que buscar. Toda la historia del siglo XX, con sus sueños, frustaciones, anhelos y búsquedas pasó por el Río de la Plata; y ese crisol de expriencias nos define. Nos convierte en narradores y eso tenemos que saber llevarlo ahora a las pantallas de cine.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leo desde Montevideo. La crítica me dejó con ganas de ver la película y de estar en San Sebastián compartiendo estos momentos.

Abrazo!