24 septiembre 2007

16. Buscarse. Existir



1.
Todos nos hemos buscado alguna vez.
Recuerdo que cuando era pequeño repasaba en la enciclopedia de casa las vidas de los personajes que se apellidaban como yo, por si allí, en la narración de sus vidas, encontraba algo que tuviera que ver con la mía. Con la llegada de Internet y del universo google, la búsqueda de uno mismo es un gesto que se resuelve en 0,08 segundos y que arroja unos resultados de aproximadamente 340.000 referencias (acabo de poner mi nombre en google y las cifras que escribo son las que me ha dado el buscador). La pregunta que surge en este nuevo mundo en el que todos estamos anotados en algún lugar es qué pasaría si en esa búsqueda no apareciera nada. O si todas las referencias sobre nuestra vida fueran de hace muchísimos años, como si hubiéramos desaparecido por completo, como si estuviéramos ya muertos.

2.
Erni Levier –personaje interpretado por la argentina Silvia Pérez- es una actriz de cincuenta años que anota su nombre en un buscador de Internet y que sólo encuentra imágenes de cuando era una joven vedette y posaba con poca ropa en los espectáculos nocturnos de Buenos Aires. Así es como comienza la película Encarnación (2007) de la directora argentina Anahí Berneri: con una actriz operada, pintada, teñida y vestida de adolescente buscándose a sí misma y no encontrando casi nada.

3.
Basta con pasear cualquier fin de semana por la calle Corrientes de Buenos Aires para entender hasta dónde llega esta película. Los neones de la calle de los teatros y espectáculos de revista de la capital argentina alumbran a toda luz los cuerpos recauchutados de las divas operadas. Y siempre hay colas para entrar a esas funciones. Y en los quioscos de la ciudad todas las tapas de las revistas del corazón les dedican fotos, posados, entrevistas y reportajes en el interior de sus mansiones siempre mal decoradas.
Bastaría también con observar el programa estrella de la televisión argentina –Showmatch de Marcelo Tinelli- para entender la situación de todas estas señoras que alguna vez fueron estrellas y que ahora se dedican a bailar, a posar y a ser jurados de programas en los que presentan a su hijas como continuadoras de su saga.
Es justo ese el lugar de la película. Esa su pregunta:
“Y ahora, ¿qué?”.

4.
Si Ana Obregón interpretara en una película a un personaje llamado Ana Obregón tendríamos ya la versión española de esta obra argentina.

5.
El apartamento de Erni Levier, al igual que su vida, está sobre la calle Corrientes, como si su existencia no pudiera despegarse ya de los escenarios de plumas rosas, lentejuelas y copas de champagne barato del subsuelo. De vez en cuando suena el teléfono y su agente le ofrece posados en anuncios de segunda o pruebas de casting para películas que sólo pasarán en las madrugadas de la televisión.
Es entonces cuando decide volver a su ciudad natal. Es entonces cuando se reencuentra con su sobrina Ana, una chica a punto de cumplir los quince en la que la actriz ve la posibilidad de seguir viva.

6.
Encarnación es una película triste; es una película sobre el vacío; es también una película de fantasmas, de cine dentro del cine y de sombras deambulando hacia lugares-edades-juegos que desaparecieron hace demasiado tiempo.

7.
Luz fría en los neones de la calle Corrientes. Luz helada.

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