11 octubre 2007
26. Tres
1.
No es nadie.
Es lo que he respondido a Josu cuando me ha escrito preguntándome quién era la chica de la fotografía Rien de Rien (1). Después le he contado cómo llegué hasta esa imagen:
El primer capítulo de la película Konkurs (1963) de Milos Forman comienza con imágenes documentales de la ciudad de Kolín, de un parque en las afueras y de una carrera de motos donde compiten unos cuantos jóvenes que también tocan instrumentos de viento en la banda municipal del barrio. No sé si esas tomas se rodaron durante un domingo, pero podría ser un domingo checo de primavera. Los motoristas se preparan, se acercan hasta la línea de salida y arrancan sus motos. Mientras tanto en el parque hay jóvenes que se saludan, que charlan sobre sus cosas y que están atentos al inicio de la carrera. La película va intercalando las imágenes de los motoristas con las de la gente que está mirando. Y es ahí donde encontré a la chica de la fotografía, en un plano que apenas dura tres segundos.
Un, dos, tres, ya. Y no vuelve a aparecer en ningún otro momento de la película.
2.
Imagino que la chica estaba por allí el domingo en el que Forman y su equipo decidieron rodar la escena de las motos. Es muy posible que nunca se enterara de que había sido filmada, pues la secuencia está rodada con teleobjetivo. O puede que sí, que fuera amiga del director o de alguno de los del equipo y que por eso Forman decidiera insertar ese plano en el montaje final. De todas formas, es imposible saberlo.
Por eso yo prefiero escribir que era un domingo de primavera cuando la chica de la imagen paseaba junto a una amiga por un parque de las afueras la ciudad de Kolín. Su hermano estudiaba en la escuela de artes y durante la cena del día anterior había comentado que unos amigos de la escuela de cine de Praga iban a rodar una película en la ciudad. Esa misma noche le llamó una amiga para proponerle ir a los lagos al día siguiente. Pero ella le contó lo de la película y las dos recordaron la vez en que fueron al cine a ver Psycho (1960) de Hitchcock. Al final decidieron pasar el domingo en el parque y la chica de la fotografía se encargó de llevar un poco de fruta y un poco de pastel que había sobrado del cumpleaños de su hermana pequeña.
Cuando al día siguiente llegaron al parque, las primeras rondas de las carreras de motos había sido ya. Decidieron alejarse un poco del bullicio y se sentaron cerca de la pista de ciclismo, al lado de las fuentes. Buscaron a los del cine, pero en ningún momento vieron actrices o actores famosos, camiones con luces o gente con gafas de sol como la que salía en las fotografías que ilustraban las revistas americanas.
- ¿Quién iba a querer rodar una película en esta ciudad?
Y las dos dijeron al mismo tiempo que allí “nunca pasaba nada”.
Caminaron por el parque, vieron la última ronda de las carreras, comieron algo en el kiosko cercano a la ermita y por la tarde tomaron el tranvía y se acercaron hasta los salones de la escuela de artes, pues habían leído que a las seis iba a actuar un grupo musical.
Cuando volvió a casa por la noche, su hermana pequeña le preguntó si había visto a algún actor famoso. Ella le respondió que no, que no habían visto a nadie. Entonces su hermana pequeña le dijo que algún día ellas saldrían en una película.
La chica de la fotografía sonrió y respondió que sí, que algún día. Y mientras se retiraba hacia su habitación a terminar los ejercicios de dactilografía que debía entregar al día siguiente en la universidad, repitio aquella frase que había dicho su hermana pequeña: “Algún día saldremos en una película de cine”. Y se vió a sí misma caminando por el pasillo de casa, entrando al cuarto y encerrándose en su habitación mientras sobre la madera clara de la puerta se imprimía la palabra fin. Konec.
3.
Bastan tres segundos para ser alguien. Bastan tres segundos para tener una película. Después del mensaje de Josu he vuelto a la secuencua brevísima en la que sale la chica de la fotografía y he descubierto otra película. Y me he acordado de José Luis Guerín y de su descubrimiento en Tren de sombras (1997).
Dos miradas y una película muda con diálogo.
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