27 agosto 2007

06. Fin en finlandés


1.
“Los trigales a ambos lados del ferrocarril que iba hacia Omsk resplandecían en inmensos rectángulos y la cañuela esparcía un brillo rosado sobre los pastizales. En la inmensa similitud, las cosas aisladas (un estanque de patos, un pozo, un coche de caballos) adquieren una gracia solitaria. Yo contemplaba con alivio aquel terreno vacío de carbón y de ruinas, cuyos montículos eran naturales. Emanaba una jugosa sensación de libertad. Por primera vez en la historia de Rusia un extranjero podía vagar por Siberia a voluntad”.
Colin Thubron en la página 67 de su libro En Siberia.

2.
La primera vez que vi una película de Kaurismäki en la pantalla grande de un cine no fue en Siberia, sino en Cannes. Y lo curioso es que mi iniciación al mundo de este director no fue con un largo, sino con una película pequeña que presentó durante el festival francés en aquella serie titulada Ten minutes older (2002), que reunía también cortometrajes de Erice, Jarmusch, Herzog, Wenders, Spike Lee y Chen Kaige.
Sobre el viaje a Cannes en coche –saliendo desde Bilbao, parando en Barcelona para recoger a Miguel, cenando en Montpellier con Muriell y Silvan y llegando a primera hora de la mañana a la Croisette- ya he escrito en alguna ocasión. Lo que no se me había ocurrido pensar hasta ahora era que quizá allí, en las cálidas costas azules de la Costa Azul, comenzó mi acercamiento a los hielos de Finlandia.

3.
Dogs have no hell es el título del cortometraje de Kaurismäki. Y eso de que “los perros no tienen infierno” no lo he entendido hasta después de ver unas cuantas películas de este director. Ahora sé que los perros de Kaurismäki no tienen infierno, no muerden, tienen alguna pulga, deambulan por las calles nocturnas de la ciudad y terminan encontrando siempre un lugar en el que poder refugiarse del viento del norte. Ladrar sí que ladran a veces, pero casi siempre preferirían no hacerlo.

4.
Lejos. Otra vez el viaje como forma de terminarlo todo. Y de volver a empezar.
Y a pesar de la distancia corta del género, las cosas suceden como en sus otras películas largas: él sale de la cárcel, visita su antiguo trabajo, decide marcharse, se encuentra con Ella en la cocina de una cafetería, le explica su plan y toman juntos un expreso nocturno con destino a Siberia -parada y cambio de tren en la estación de Moscú.
- Dos billetes a Siberia.
- ¿Podría especificar? Aquello es muy grande.
- A los pozos de petroleo.
- Están en todas partes.
- A Irkutsk.
- Cambio de tren en Moscú. ¿Cuántos?
- Dos. Tercera clase.
- Sólo hay dos clases: ¿duro o blando?

5.
Siberia me ha recordado el libro del escritor inglés Colin Thubron, por eso he buscado las palabras del inicio de su viaje en tren hacia Vladivostok.
El libro lo abre un plano de la zona, con el Océano Glacial Ártico delimitando el norte y el Mar de Ojotsk cerrando el oeste. He estado un buen rato observado el mapa y sus nombres: Vorkuta, Tobolsk, Barnaul, Baikal, Skovorodino, etcétera.
Después me he preguntado por cómo les irá ahora –tantos años después- a los personajes de esta película breve.

6.
Llevo unos días pensando en cómo terminar esta serie sobre Kaurismäki, pues a partir de este último comentario me paso a otros cines y geografías. Si esto fuera una estación de tren no dudaría en tomar el primer barco. Pero como no lo es, me conformo con volver a la habitación de hotel y escribir hasta que se haga de noche postales y cartas desde una ciudad lejana y fría.

7.
¿Cómo se dirá fin en finlandés?

22 agosto 2007

05. Verano en el polo norte


1.
Si ayer escribía sobre pianistas zurdos, hoy sigo con música de teclas blancas y negras. Las fábricas, obreros, escaleras, camiones y máquinas sin nombre dan paso en esta ocasión a las cuerdas de la caja de un piano sonando en el interior de un restaurante decorado con murales de estilo Kandisnky. Algo ha sucedido en Kaurismäki. Seis años despues de mezclar veneno para ratas con vodka, la actriz Kati Outinen pasea por una película en la que no hay barcos, ni aviones, ni trenes, ni despedidas. Sólo una tormenta. Y después la calma. El título de todo esto es Nubes pasajeras (1996).

2.
Dicen que Felisberto Hernández tocaba el piano en un café de Montevideo llamado La Esmeralda Verde. Desde que me lo contaron, me he acercado muchas tardes a ese lugar. Y mientras tomaba té con palmeritas alemanas, he comprobado que el actual pianista parece más un cowboy de Las Vegas que un escritor secreto. Las que no han cambiado nada han sido las señoras de la tarde: whisky y pastas para la merienda. Claro que después es normal que nadie encienda las lámparas.
El rótulo de La Esmeralda Verde está impreso en neón verde. Lo mismo sucede con el cartel del restaurante Dubrovnik en el que trabaja la protagonista de esta película. Luz verde y fría para las noches de abrigo de Helsinki.

3.
Anotación para desarrollar en posteriores escritos: similitudes y diferencias entre el fuera de campo del cine y el fuera de juego del fútbol.

4.
Toca acordarse de Charlie Chaplin. Esta vez toca acordarse de Charlot y de sus personajes perdedores que al final de la película terminan guiñando un ojo a cámara. Y si las nubes se ciernen sobre un restaurante en crisis y unos personajes a la deriva a los que ya no quieren, el clima avanza hacia los cielos despejados y el sol (incluyendo una comida feliz y una reserva de la asociación de lucha libre para treinta comensales).

5.
Ella vestida de rojo, él vestido de azul (imagino que la dirección de arte de las películas de Kaurismäki debe tener todo un vestidor repleto con diferentes combinaciones de tonos de estos colores). La cosa no marcha bien en sus vidas y ni siquiera ayuda una sesión de cine. Él acude enfadado a quejarse a la taquillera:
- Devuélvame el dinero.
- ¿Por qué?
- Era una basura insoportable.
- Pero si no habéis pagado.
- ¿Y qué? Engañáis a la gente. ¡Adiós!
- ¿Y el perro?
- Dámelo.
Y mientras ella, él y el perro abandonan el lugar, se pueden apreciar tres carteles en la pared de la entrada del cine: Night on earth (1991) de Jim Jarmusch, L’Argent (1983) de Robert Bresson y L’Atalante (1934) de Jean Vigo.

6.
Sobre los perros y Kaurismäki: tengo el convencimiento de que el director finlandés sería el adecuado y casi único cineasta capaz de realizar una película sobre la perra espacial y rusa Laika. Imagino una historia centrada en su entrenador, vagabundo, borracho y hermano de un reconocido cosmonauta del régimen.

7.
Finlandés para principantes III:
“Kyläsaaren Hoitolaitos Byholmens Vardanstalt”
“Centro de rehabilitación para alcohólicos”.

8.
El café La esmeralda verde de Montevideo está especilizado en meriendas y cocktails. Creo que existe además la posibilidad de pedir una degustación de estas bebidas, que consta de entre seis y ocho combinaciones diferentes. La verdad es que aún no he comprobado si entre sus mezclas hay alguna con nombre inventado y reseñable.
Así como en el bar de la fundación Gubelkian de Lisboa uno debe pedir siempre un Janelas verdes dream, en esta película de Kaurismäki hay un cocktail azul llamado Invierno en Honolulú. Yo quiero uno. O dos.

20 agosto 2007

04. Tres orillas

La primera vez que llegué a Montevideo se me ocurrió pensar que aquella ciudad era muy parecida a cualquiera de las ciudades del sur de Japón (y nunca había estado en Japón). Ahora, con el paso de los años, la ciudad uruguaya me recuerda mucho a Portugal. Y no estoy pensando en la posible similitud entre sus gentes, arquitectura, urbanismo o formas de vida, sino en otra cosa. Hablo de la saudade de la rambla, de la nostalgia avant-retro, de los domingos cerca del Río de la Plata, de lo lejos que queda todo cuando uno vive frente a un océano que apunta hacia el otro lado del mundo.
Ahora se podría escribir cualquier cosa sobre Onetti, pero no lo haré. Sí en cambio cito al pianista zurdo: Felisberto Hernández como reflejo transoceánico del Pessoa más lento. Y aunque tampoco sus literaturas compartan estilo y mundo, escribo que algo hay en Montevideo de paseo dominical por una Lisboa de invierno.
En realidad, todo este juego de espejos y ciudades lo había pensado a modo de intermedio en la serie finlandesa sobre Kaurismäki. Pero de intermedio nada, pues a medida que voy viendo sus películas estoy cada vez más convencido de que Helsinki, Lisboa y Montevideo no están tan lejos.
Ya escribí hace unos días que hay una película uruguaya que podría suceder en los bares de Finlandia. Y viceversa; bastaría con que la actriz Kati Outinen cambiara su trago de vodka por uno de whisky.
Esto es un homenaje. Sucedió hace dos años (2005).

17 agosto 2007

03. La venganza Rakumin


1.
Surge Vila-Matas del frío y escribe en el primer comentario de este cuaderno que los finlandeses no son tan silenciosos como en las películas de Kaurismäki. Quizá a él, en su gira nórdica, le haya tocado conocer a los que hablan mucho. Aunque también puede pasar que Kaurismäki se dedique justamente a filmar los momentos en los que sus personajes no tienen nada que decir. El montaje de sus películas podría entenderse entonces como la recopilación de los momentos mudos de la vida de sus personajes.
- …
- …
El extremo de este cine sin voz es la película del director catalán Albert Serra Honor de Caballería (2006), adaptación de los tiempos muertos en los que nada sucede y nada se dice del Don Quijote de Cervantes.
Ahora toca acordarse de Perec y de sus anotaciones en la plaza St. Sulpice de París: “Mi objetivo en las páginas que siguen ha sido más bien describir el resto: lo que generalmente no se anota, lo que no tiene importancia, lo que pasa cuando no pasa nada, salvo gente, autos y nubes”.

2.
Finlandés para principiantes II:
“He oval takuulla kuollet siellä kaukana metsäin keskellä kylmään ja nälkään”.
"Probablemente murieron de frío y de hambre en medio del bosque".
Con esta cita helada comienza la película de Kaurismäki La chica de la fábrica de cerillas (1990). Y a partir de esta imagen, todo es un descenso –en trineo y sin frenos- hacia el abismo del personaje de Iris. Y si la cerillera de Dickens/Andersen nos parecía uno de los personajes más tristes de la literatura, yo apunto la interpretación de Iris-Kati Outinen en la lista de personajes solitarios y bajo la nieve (y a su lado pongo a Mia Farrow en La Rosa púrpura de el Cairo,The Purple Rose of Cairo, Woody Allen, 1985).

3.
Una vez más, inicio al modo de los “Lumiére”: la película comienza con el registro documental del proceso para fabricar cerillas en una fábrica de Helsinki.
He estado pensando que la última vez que usé una cerilla fue en Uruguay, hace ya unos meses. La cocina funcionaba a gas y a mí me gustaba utilizar fósforos en vez de mechero. Del mismo modo que comer con cuchara es más solitario que comer con tenedor y cuchillo, encender el fuego con cerillas también le da otro tono a la acción. En Montevideo compraba unas cajas rojas llamadas “Los tres patitos”, que, como bien indica su nombre, contenían 222 fósforos.

4.
Iris lee novelas románticas en el tranvia, cena sopa tibia, llora en el cine mientras ve una película de los hermanos Marx, fuma para no tener frío y sueña con un lugar –lejano, siempre lejano- que no sabe muy bien dónde está.
Y en el exterior, el viento del norte.

5.
Hay gente que colecciona cajas de cerillas. No conozco a nadie que lo haga, pero mi tío Fernando coleccionaba terrones de azúcar (esos que vienen envueltos en papel y que publicitan un café o cualquier otra cosa). Mi padre me ha contado alguna vez que de sus viajes de trabajo a Dinamarca trajo en varias ocasiones para mi tío azucarillos de los cafés de Copenhague. Yo nunca llegué a ver su colección, pues cuenta también mi padre que cuando el tío Fernado se casó, su mujer sacó todos los terrones de sus envoltorios internacionales y los puso en una caja, junto a las infusiones y la sacarina. Imagino a mi tía diciendo:
- Es azúcar, ¿no?
Azúcar de coleccionismo.

6.
Pasan trece minutos hasta que en la película alguien dice algo:
“Una cerveza”.
Iris bebe sola en los bares de la ciudad. Quizá para olvidar a sus padres –a los que mantiene-, quizá para olvidar su trabajo robótico, quizá para estar en cualquier otro lugar. Hasta que en un momento alguien se le acerca. La secuencia termina a la mañana siguiente, con una nota escrita a mano sobre la mesa de la cocina:
“Llámame. 498366. Iris”.
He buscado el prefijo de Dinamarca. La información dice así:
00+45+número del abonado.

7.
Más historias breves sobre cajas de cerillas, en este caso un recuerdo inventado: que nos escriban el número de una habitación en la solapa interior de una caja de cerillas del bar de un hotel.

8.
“Apteeki” en finlandés es “droguería”. O algo así. Por lo menos en la película parece un lugar con pinta de droguería o de farmacia en el que también se puede comprar matarratas de la marca “Rakumin”.
- Matarratas.
- ¿Grande o pequeño?
- Grande. ¿Qué efecto tiene?
- Mata.
- Bien.

9.
¿Una película sobre la libertad, una película sobre la venganza?
Y un tango finlandés para terminarlo todo:
“Ahora ya no brilla/la flor del amor”.

16 agosto 2007

02. Soy Nikander


1.
Hay una película que nunca existió y de la que quizá sea el momento de escribir un poco. Me refiero al documental Tigrero, la película que nunca existió, dirigido por Mika Kaurismäki en 1994. Mika es el hermano de Aki, pero yo aquí, como ya he dejado escrito, no estoy hablando de él, sino de Aki. Hoy me he acordado de aquellas imágenes filmadas en la selva de Brasil porque siempre que se escribe sobre el cine de Aki se termina citando al director norteamericano Jarmusch. Ya está. Ya lo he citado. Jim Jarmusch. “Tigrero” retrataba una conversación entre Samuel Fuller y Jim Jarmusch en la que el primero recordaba un proyecto fallido que estuvo a punto de filmar en el Matto Grosso. Y yo pensaba en todo esto a medida que avanzaba en el visionado de otra película,Sombras en el paraíso, dirigida por Aki en 1986, pero que por su título, personajes y banda sonora podría estar dirigida por Jarmusch.

2.
Otra vez Helsinki a oscuras, bares con juke-box, coches nocturnos, amores raros y conversaciones al límite. Por ejemplo, Nikander está con un compañero de trabajo en un bar. El amigo le está contando que ya es hora de dejar la empresa de recogida de basuras y montar su propio negocio:
- Ya he pensado el eslogan. “Recogida integral de basuras desde el año 1984”.
- Es este año.
- Por eso mismo. Llama la atención.
- Qué listo eres.
- ¿A que sí?

3.
Y otra vez la fotografía roja y azul del camarógrafo Timo Salminen. Con planos generales que parecen postales antiguas de colores saturados.

4.
Ella (Kati Outinen) quiere irse a Florida. En realidad todos quieren irse a un lugar lejano en las películas de Kaurismäki. O toman el tren o toman el barco, pero lo importante es desaparecer de una vez, cambiar de vida. Ella quiere irse a Florida porque su tía estuvo hace poco y “vio a muchos finlandeses y al pato Donald”. Y su vida de cajera de supermercado y dependienta en una tienda de ropa es mucho peor, que ya es decir, que la posibilidad de ver al pato Donald.

5.
Hay películas de amor muy extrañas. Recuerdo sobre todo Punch Drunk Love (2002) de Paul Thomas Anderson. Sombras en el paraíso también tiene cenas románticas con miradas a la luna. Es ella la que pregunta:
- ¿Qué quieres de mí?
- ¿Quién, yo?
- Sí.
- ¿Quieres más vino?
- Contesta.
- No quiero nada de nadie. Soy Nikander, ex carnicero, actual basurero. Tengo los dientes y el estómago fatal. Mi hígado no anda bien, mi cabeza tampoco. No me preguntes qué quiero.
- Vale.
- Gracias.
- Hace frío.
- ¿Sí? No lo había notado.
Y entonces ella sonríe de esa forma en la que sólo se sonríe a veces.

6.
Cine dentro del cine. Como explica uno de los personajes, la velada clásica en Finlandia consiste en “primero ver una película, luego cenar y después emborracharnos”.
Y en el cine de Helsinki al que van están poniendo “El bueno, el feo y el malo” (1966) de Sergio Leone.
Il buono, il brutto, il cattivo.
Hyvat, Pahat ja Rumat.

7.
Sombras en el paraíso... ¿No valdría este título para resumir todas las películas de Kaurismäki?
Yo creo que sí. Aunque también podría recogerse todo su universo frío-cálido bajo una sola palabra: adiós.

15 agosto 2007

01. Aquí, Aki


1.
No se me ocurre mejor manera de volver a los cuadernos de cine que viajar a las nieves del norte en mitad de un verano demasiado raro y conducir un Cadillac de asientos rojos por mitad del hielo. Llevo unos días viendo películas de Kaurismäki. Los efectos han sido inmediatos: cäjä.

2.
Sin duda, los tangos finlandeses me gustan más que los tangos argentinos. ¿Podríamos decir que las películas de este director son obras musicales? Siempre hay una radio sonando en alguna parte. O un grupo cantando una canción en el escenario de un bar. En algún momento debería atreverme a filmar a una banda compuesta por señores con bigote y abrigos largos.

3.
Ariel (1998). Es el título de una película . Y el nombre de un barco con destino a México. Mientras miraba el DVD me he acordado un poco de Cravan, que también viajó en barco hasta América para después desaparecer para siempre en el golfo mexicano.
Y el actor Turo Pajala me ha parecido una mezcla entre Nick Cave y Enrique Vila-Matas. Más raro, imposible.

4.
Una frase:
“Todas las películas de Kaurismäki empiezan a la manera Lumiere”.
Unos obreros entrando a una fábrica, una máquina trabajando de manera automática, unas escaleras por las que sube un grupo de mineros. Y de esos planos documentales, el director avanza siempre hacia el humor extraño de diálogos imposibles. ¿Hablarán los finlandeses así?
Nunca he conocido a un finlandés.
Nunca he conocido a una finlandesa.

5.
Un diálogo: una pareja despidiéndose después de una cita. Es ella la que comienza a hablar (léase con acento frío y sin mirarse a los ojos).

- Es de noche, ¿quieres subir?
- No quiero molestar.
- En casa sólo hay café.
- Me gusta el café.
- Estoy divorciada.
- No te desmoralices.
- Tengo un hijo.
- Has empezado una familia.
- ¿Siempre estás tan seguro?
- No, es la primera vez.
- No hagas ruido.
- Nadie se enterará.
- Ojalá no me arrepienta.

6.
También me he acordado de Martín Rejtman y de Whisky de Rebella y Stoll. Y lo de trasladar Finlandia a Montevideo me sigue pareciendo una genialidad.

7.
Curso de finlandés en una sesión:
“Kaivos Suljettu Paasy Kiellety”.
Mina cerrada, prohibido el paso.

8.
¿Cómo convertir una película melancólica en una película feliz -pero melancólica?
Quizá así: Over the rainbow